Para mantener un equilibrio ácido y alcalino adecuado en el cuerpo, se debe reducir el efecto dañino de los radicales libres. Esto es exactamente lo que hacen los antioxidantes. Las propiedades antioxidantes de una sustancia se miden mediante el ORP (potencial de reducción de la oxidación), lo que indica la capacidad de la solución para aceptar o donar electrones. Si el valor de esta medida es negativo, entonces la sustancia es un antioxidante porque puede donar una porción de sus electrones excedentes. Si el valor de la medida es positivo, la sustancia se califica como oxidante (es decir, un radical libre) porque acepta electrones. El ORP del cuerpo humano oscila entre 50 y -200 mV. Mientras tanto, el ORP de la mayor parte del agua potable y de prácticamente todas las bebidas carbonatadas es positivo (oxidativo) y, por término medio, varía entre +150 y +250 mV. 

 

El agua alcalina ionizada tiene un ORP negativo (0-900 mV) A medida que se consume agua alcalina ionizada, el cuerpo adquiere un suministro adicional de electrones libres, que luego se unen a los radicales libres. Esto neutraliza el efecto nocivo de los radicales libres, protege las células sanas, previene su mutación, fortalece el sistema inmunológico y ralentiza el proceso de envejecimiento.